Vivir a Gran Altura: ¿Cómo la altura moldea la cultura de Bolivia?
- Marcy Tapia

- hace 3 días
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 4 horas

¿Sabías que en Bolivia, la altura no solo define nuestros paisajes, sino también nuestra forma de vida? Gran parte del país se encuentra a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar, y esto ha moldeado todo lo que hacemos, desde nuestras costumbres hasta nuestras creencias. La altura nos ha hecho quienes somos, y hoy queremos compartir con ustedes cómo ha influido en nuestra cultura.
El sorojchi y los remedios que siempre hemos usado
Si alguna vez has estado en el altiplano, seguro has escuchado hablar del "sorojchi" o mal de altura. Para nosotros, es algo con lo que hemos convivido por generaciones. Nuestros ancestros supieron cómo combatirlo mucho antes de que existieran las pastillas. ¿Cuál es la solución? La hoja de coca. Masticarla o beberla en té es una práctica que se ha transmitido de generación en generación y sigue siendo parte de nuestro día a día, sobre todo cuando alguien llega por primera vez a las alturas.
Recuerdo cuando una amiga visitó La Paz. Al sentirse mal por la altura, le ofrecimos una taza de mate de coca. Ella lo publicó en redes sociales, y sus amistades se preocuparon, pensando que estaba consumiendo cocaína. Para nosotros, la hoja de coca es sagrada y un símbolo de nuestras tradiciones, recordándonos que lo que es curativo para unos puede ser malinterpretado por otros..
Nuestras creencias: el ajayu y la Pachamama .
La altura también ha influido mucho en nuestras creencias. Por ejemplo, en Bolivia tenemos una profunda reverencia por la Pachamama, nuestra Madre Tierra, que provee todo lo que necesitamos, pero también exige respeto. Las ofrendas que hacemos, conocidas como “challas”, son una forma de agradecer a la tierra y mantener el equilibrio con la naturaleza. Además, creemos que las montañas tienen espíritus, llamados “Apus”, a quienes también ofrecemos obsequios, especialmente en las comunidades andinas. Esta es una forma de mantenernos conectados con nuestro entorno sagrado.
La comida de las alturas.
La gastronomía también está influida por la altura. Probablemente has oído hablar de la quinua o las papas ¿verdad? Estos alimentos han sido pilares de nuestra dieta desde la antigüedad. La papa, por ejemplo, es uno de los cultivos más antiguos de Bolivia y aquí en el altiplano, tenemos un método de conservación muy especial: el chuño, que es papa deshidratada. Inventamos esto porque el clima frío y las condiciones extremas nos obligaron a ser creativos para asegurar que siempre tuviéramos alimentos, incluso en tiempos difíciles.
Nuestras fiestas, marcadas por las montañas.
Algo que también nos caracteriza son nuestros festivales. El Carnaval de Oruro, por ejemplo, es uno de los más importantes y está lleno de símbolos que provienen de nuestra relación con la altitud. Bailes como los de los diablos o los morenos cuentan historias de la lucha entre el bien y el mal, reflejando cómo vivimos esa dualidad entre lo divino y lo terrenal. Estas expresiones se originaron en el altiplano y demuestran cómo nos hemos adaptado a vivir tan cerca del cielo.
Una cultura Resiliente
Vivir a gran altitud nos ha hecho resilientes. Nuestra ropa, la forma en que construimos nuestras casas, e incluso nuestras creencias, se han adaptado para sobrevivir en un entorno que no es fácil. Por ejemplo, usamos suéteres de alpaca que son increíblemente abrigadores, y nuestras casas de adobe resisten los fuertes vientos de los Andes. Cada detalle en nuestras vidas está diseñado para ayudarnos a enfrentar los desafíos de la altitud.
Así que, como ves, la altitud en Bolivia no es solo una cuestión de geografía. Ha moldeado nuestra identidad, marcado nuestras tradiciones y nos ha convertido en una cultura única capaz de prosperar a miles de metros sobre el nivel del mar. Y cada vez que alguien nos visita, puede sentir esa conexión especial que tenemos con nuestras montañas y nuestro cielo.
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